Mondo Sonoro Comunidad Valenciana nos dedica en el mes de mayo el cuestionario On the road, relacionado con las giras de los grupos y sus experiencias al respecto. Esto es lo que se ha publicado, acompañado de una imponente foto de Liberto Peiró en la que figura Wally, también imponente, en primer plano. Justo la que he colocado arriba.

«¿Qué es lo que os da más palo a la hora de iniciar una gira?
Que pueda caerse algún bolo, que cierre repentinamente alguna sala, incendios, intervenciones de la policía, atascos…

¿Qué música escucháis en la furgoneta?
R’n’r en general. Recopilaciones grabadas para la furgoneta o directamente los discos que lleva el Joven, el transportista rockero del Doctor, al que tanto debemos.

¿Ganáis pasta con las giras?
Menos que con lo que ingresamos de SGAE

¿Qué recuerdo guardáis de vuestra última visita a Alicante?
La última vez en la provincia de Alicante fue en Benissa, en el festival Creampop. Un auténtico baño de sudor, pura deshidratación, de los conciertos más calurosos de toda la historia. Se acabó la cerveza, el hielo… Pero salió un buen bolo de casi dos horas, fue divertido y el trato de la organización, excelente. Hasta nos prestaron una guitarra para un par de canciones.

¿Soléis salir de fiesta después de acabar el concierto?
Debo confesar que sí. Y cuando cierra todo, muchas veces seguimos la fiesta en el hotel. El primer día nos reservamos un poco, luego nos vamos soltando.

¿Cuánto tiempo tiene que chillar la gente para que salgáis a hacer un bis?
Un trago si da tiempo y a escena. A veces ni nos bajamos.

¿Soléis ver a los otros grupos que actúan con vosotros?
Casi siempre. Es difícil ver el concierto entero porque tenemos otras cosas que atender pero sí que solemos ver unas cuantas canciones. Somos curiosos y nos gusta la música en directo.

¿Qué es lo más ridículo que os ha pasado sobre el escenario?
Aparte de caídas diversas, unas inesperadas y otras incencionadas, recuerdo un concierto en Barcelona, creo que fue en la sala KGB, hace muchos años. Era un festival, tocábamos de los últimos y salimos bastante bolingas a escena. Al empezar una canción aquello era horrible, cada uno por un lado, así que solté la guitarra y empece a bracear como un loco indicando a los demás que pararan. Dadas mis archiconocidas dotes de mando, allí no paró ni dios. Cada uno insistía más que el otro y más fuerte en el acorde equivocado y en el golpe fuera de tiempo. Pasados unos 20 segundos que parecieron 20 siglos, dejé de bracear, era inútil, decidí aportar mi acorde particular al desaguisado y me puse a cantar, seguramente, en otro tono distinto. El público apludió a rabiar la coreografía improvisada.»

Seguimos haciendo trabajo callado de local de ensayo. Allí estamos con nuestras particulares disquisiciones, con canciones que se nos resisten y con otras que van estando cada vez más claras y más rotundas. Ya se ve casi completo lo que será el contenido del disco. Falta pulir, grabar…

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